La erótica de lo imposible
se materializa
frente a la ausencia
de un cuerpo verdaderamente caliente,
lo sexual se dramatiza
para poder ser
representado.
Hay en tus caderas
el más grande de los teatros.
Abre la puerta del cielo
y míralo despacio
que es
finito.
Cuenta los suspiros
que regalas
antes
de ahogarlos.
Ahógate en la sangre
que
verdaderamente
es tuya.
Toca el deseo con los dedos
y vívelo como un sueño
pues al alba
se desvanece.
No estremezcas
mientras lo veas alejarse,
aquí no hay trampa:
tus pecas flotarán
exactamente igual
que antes;
solas, sin gemidos.
No desees lo imposible,
tus labios serán cenizas
muy pronto.
Sarah Martínez